lunes, 20 de octubre de 2008

Enseñar a jugar: un nuevo reto que no tuvieron nuestros padres




Uno de los fatores más importantes para el correcto desarrolo de los niños es el juego. Como padres responsables, tratamos de controlar los juguetes que utilizan nuestros hijos, y buscamos en ellos un contenido educativo que ayude al desarrollo de distintas facetas. Pero
¿sabemos si nuestros hijos saben jugar sin juguetes?, ¿nos hemos preocupado alguna vez de asegurarnos de que nuestros hijos desarrollan al mismo ritmo la capacidad de jugar que la de usar instrumentos? Los niños de hoy día tienen todo tipo de juguetes, y hoy pretendo contar qué desafíos conlleva esta indiscutible ventaja, que puede fácilmente convertirse en un inconveniente

Aunque en principio pueda parecer chocante la pregunta, el asunto tiene mucho fondo: los niños de hoy en día viven una época dominada por utensilios y herramientas cada vez más complejas y avanzadas, y en la misma línea evolucionan sus juguetes.
Sin ser conscientes de ello, la mayoría de nosotros ha empezado a desarrollar una cierta adicción a las herramientas auxiliares: todo se hace mejor con las herramientas adecuadas. Y como todas ellas existen hoy día, la consecuencia es directa: dejamos de hacer eso que nos ocupa hasta disponer de la herramienta adecuada.

Este comportamiento de adultos, perfectamente normal y habitual, puede convertirse en un ejemplo pelgroso para los niños. Muchos niños de hoy día renuncian ¡incluso a jugar!, hasta que no disponen de los juguetes adecuados, tal y como ven que hacen sus padres. Esto es una muestra clara de que
muchos niños de esta generación no están aprendiendo a jugar, sino a usar juguetes.
Los beneficios del juego son enormes en un niño: desarrollan la imaginación y la creatividad, así como las habilidades sociales, y son un medio excepcional de aprendizaje del entorno. Además, incluyen un componente de improvisación al que el niño debe hacer frente. Sin embargo, cuando sin darnos cuenta limitamos la experiencia del juego, muchos de esos beneficios se quedan por el camino.

Nuestro papel como padres en este caso es vital. Nosotros somos el ejemplo más cercano que tienen los niños para ver cómo se debe vivir, y en virtud de lo que vean actuarán. Así que conviene que nos preguntemos cómo actuamos nosotros mismos cuando jugamos con nuestros hijos.

¿Somos capaces de improvisar un juego cualquiera en cualquier sitio, o esperamos a que todo esté perfectamente preparado y preestablecido, con todo lo necesario?

¿Les invitamos a participar de la creación e invención del juego, o tratamos de controlar todos sus aspectos?

Los niños no necesitan nada especial para empezar a jugar en cualquier momento, pero nosotros mismo podríamos estar dándoles el mensaje contrario. Así que seamos los primeros en ponernos en marcha a la hora de jugar, y lideremos una pequeña rebelión a favor del juego imaginativo e improvisado. No se necesita nada para montar un pequeño guiñol cogiendo un peluche y escondiéndose tras una cama o una mesa, para hacer una mini obra de teatro, para contar chistes o para convertir el salón en la cocina de Ratatouille. Ellos se divertirán aún más que con un juguete (cuando hacemos eso, el "juguete" somos nosotros mismos, y ese es el mejor juguete para cualquier niño), y además les estaremos enseñando a jugar.



*Datos extraídos de Cuentos para Dormir

lunes, 13 de octubre de 2008

Abelardo Caballero, "el rescata-juegos"






Abelardo Caballero, "el rescata-juegos", falleció en Montevideo el un viernes 13 de agosto de 2004. La escritora Malí Guzmán realizó una breve semblanza de un hombre que había entablado "una verdadera campaña personal a favor del juego, de la creatividad, de la memoria".





Abelardo Caballero, "el rescata-juegos"


Abelardo fabricaba juguetes (muñequitos, molinetes) y los vendía. Vivía de eso. Estaba todos los sábados en el Paseo de la Ciudad Vieja y el resto de la semana allí donde se juntara gente. A veces usaba un gorro con pajaritos, y siempre, andaba con su bicicleta llamada Raquel (con la que volvía pedaleando, ya muy tarde, hasta su casa en el Casabó). Se había propuesto (entre otras muchísimas cosas) rescatar la memoria a través del juego y los juguetes. Visitaba escuelas o se paraba en las plazas y le enseñaba a los niños cómo eran los "juegos de antes". En su bicicleta Raquel había una bolsa enorme de donde salían baleros, piedritas de payana, zancos hechos con latas, cuerdas, el viejísimo juego del "aro" y mucho más. A mí intentó enseñarme a jugar a la "chinchiribela", un juego que trajeron aquí los primeros inmigrantes italianos (está claro que no aprendí y que casi rompemos el vidrio de un auto en la calle Grecia). Cuando hace años le hice una entrevista para la revista El Estante, me dijo :"Yo me di cuenta de que algo importante se estaba perdiendo cuando vi que los gurises ya no saben elegir piedras chatas para hacer sapitos en el agua" Abelardo empezó una verdadera campaña personal a favor del juego, de la creatividad, de la memoria. Contaba cuentos, les enseñaba a los chiquilines a creer en su propia capacidad de inventar historias. Trilló escuelas, colegios, se vinculó a la Universidad, empezó a salir en la prensa (hasta la TV acusó recibo de su insólita cruzada cultural) y desde hace años participaba en el Foro Social o viajaba al exterior para seguir desparramando su locura. Muchos lo vamos a extrañar. Sobre todo la gurisada del Cerro y el Casabó. Los adolescentes, niños y jóvenes a los que encontraba de noche, tomando vino y dándole a la droga más barata que hubieran conseguido. Pedaleando llegaba Abelardo, siempre cargado de bolsas con comida para todos ellos, y se los llevaba a la playa donde amanecían charlando, contando cuentos, compartiendo los pocos sueños que ellos tenían y la mucha esperanza que él les transmitía. Estaba por viajar a la India, y por eso en estos días las noticias eran contradictorias. Que había muerto. Que no, que lo habían visto (vivía solo). Que su desaparición era una broma más y estaba de viaje. Hoy confirmamos que el sábado pasado ingresó al cementerio del Cerro el cuerpo de quien fuera Jesús Abelardo Caballero. Allí está. Ahora que escribí todo esto no sé bien cuál es la noticia importante. Si es que Abelardo murió solo, el viernes, en su casa sin llave, o que haya existido realmente un tipo como él.


*Fuente: (www.testimonios.org)




Poema a un amigo (Por Anaclara)

Amigo del encanto y la poesía,
Buscador de sueño y sonrisa
Enamorado de la vida de la gente
Ladrón de tristezas y de mufas
Armador de vuelos en fant
asías
Duende sembrador de esperanza
Orquestador sinfónico de utopías

Casi mago, casi br
ujo
Animador de la calle con la vida
Bajo su sonrisa anima la feria
Alquimista transformador de sombras
Lleno de ternura robada
Explícito puente de alegría
Redomado recitador de sal
mos luminosos
Oferente notable de amor y amistad





Desde estas tierras tan al norte del mundo y viviendo un exilio económico, recibo esta noticia que dejó mis brazos más vacios al pensar y recordar tantos momentos compartidos con Abelardo, ese quijote que bicicleteó las calles de Montevideo llevando un cascabel en la mirada, y un niño eterno en el alma. Recuerdo su presencia entre tantos jóvenes en el Colectivo La Lucera, donde con energía y ocurrencias enriquecían aquel espacio de creatividad y desafíos permanentes. El mundo discurría afuera, pero parecía tan lejano su macabro proyecto, pues Abelardo rescataba de la vida su rica ludoteca aprendida de los saberes populares, de la calle de los barrios, del cuento de las abuelas, de los rincones empolvados, de sus habilidosas manos...que tejieron historias, sonrisas infantiles, espectación, interés..él supo caminar con sus molinos sobre Raquel, y hoy muchas semillas germinaron en su fértil intensión de compartir.
Vaya mi sencillo recuerdo a tan honorable persona, y quedó acá haciendo pajaritos de papel que un día me enseño hacer con los niños de la escuela, los pondré en vuelo quizás en este inmenso espacio del andar retomen su vuelo de la mano de Abelardo. Negrita

(comentario de "Negrita")








*Programa de Testimonios sobre Abelardo (Click Acá)
(duración 18 minutos - tamaño 4.25mb - www.testimonios.org)

**Los créditos de las primeras 3 fotos son para Libertinus.
(Material publicado en Indymedia Uruguay) (Click Acá)

***Los créditos de la última foto son para "Gabu"
(Material publicado en Indymedia Uruguay) (Click Acá)

domingo, 12 de octubre de 2008

Los juegos que yo jugué




Yo jugué a que era ladrón y no me llevaron al juez.
Yo jugué a que era equilibrista sin subirme a las alturas.
Yo jugué a las madres y nunca parí.

Yo jugué a los fantasmas y nunca me llevaron al psicólogo.
Yo jugué al circo, sin salir de mi casa.
Yo jugué a los bomberos y nada se incendió.
Yo viajé sin combustible y visité lugares lejanos.

Yo jugué a la guerra y no maté.
Yo jugué a que era fuerte, mago y que volaba.
Nunca dejé de ser yo.

Con cada uno de mis juegos me hice más persona,
Y supe estar en mil mundos,
Para imaginar éste mejor,
Yo me jugué.


Pablo Oliva



*Foto de Eli Bud

lunes, 6 de octubre de 2008

El juego del Sapo






En la cultura Inca los sapos eran animales dotados de poderes mágicos. Las leyendas cuentan que en el lago sagrado de los Incas, el Titicaca, se desarrollaba un místico juego, donde El Sapu (sapo) era el personaje central. La familia real tiraba pieza de oro al lago, con la esperanza de llamar la atención de algún sapu. El animal considerado mágico salía a la superficie y cogía en su boca una pieza de oro. Al instante, al afortunado jugador se le concedía un deseo y el sapu se convertía en oro. Al homenaje a tantos deseos que se han convertido en realidad, el dios Sol (Rey Inca) mandó construir un gran sapu de oro, con el cual se divertía toda la realeza.Era un juego de suspenso y destreza, acompañado por la danza y la alegría: PUKLLAY SAPU (Jugar Sapu).


Con el tiempo la leyenda se materializó en la forma popular, convirtiéndose en uno de los juegos latinoamericanos más populares: el sapo o la rana. En Colombia el juego del sapo tuvo su auge en los años 60, cuando se difundió en las ciudades y en los campo. Era muy común encontrar en las casas, en especial en las galerías o patios los pequeños “muebles” elaborados de distintos materiales, de acuerdo al poder adquisitivo o al fanatismo del dueño.


El juego es muy simple y entretenido. Consiste en tirar de una distancia de entre cinco (mujeres) y siete (hombres) pasos un determinado número de argollas (6), elaboradas del bronce a una mesa con diferentes orificios de distintos valores. La parte más estratégica y difícil son dos sapos metálicos, uno más grande y otro pequeño, con bocas abiertas en las que cabe la argolla. El ganador es él que obtiene el mayor puntaje.


Para jugar al sapo se necesita el sapo propiamente dicho, es decir un mueble elaborado en madera y metal que consta de: una vieja (cara situada en la pared posterior del juego), un sapo (ubicado en el centro del campo) y la rana (la más grande).


Es un juego de puntería que goza de una gran popularidad, porque sobrevive en él el mismo espíritu festivo de aquella leyenda inca perteneciente a la idiosincrasia lúdica latinoamericana.


*Datos tomados de: ewakulak

**Reglamento del juego del sapo (Click acá)